jueves, enero 04, 2007
4 de Enero de 1985
Y me llegó la hora.
Se me vino un año más encima, y yo estoy demasiado desprevenida. Por más que alardeé a todo el mundo que pronto se me vendrían los 22, los veo ahora tan cerca como lejanos. Mas, es sólo la fecha la que me aproximan a ello, pues existe un abismo entre mis deseos y el suceso.
Sí, puede ser que me complique cumplir años, pero no por ser vieja en edad, sino por envejecer… el echo de perder vitalidad, fuerza y juventud. Cuando pienso en años próximos, no suelo visualizarme muy vital. Sin embargo, me abordan contradicciones, que al parecer son necesarias. Reconozco que seré la típica vieja media “alolada” (y alocada como hoy), y de seguro mis hijos me tendrán algo de vergüenza (espero que a mi marido no, sino estaríamos mal).
Hay demasiados procesos que comienzan a concluir, tan rápido, tan buenos. Éste es mi último año de estudios, y así sólo me quedaría mi proyecto de título. Mi trabajo actual, mis trabajos futuros… proyecciones o ¡qué mierda!
El amor lo dejo en un punto aparte. Creo que ya no hay más explicaciones… las cartas ya están jugadas, y ahora sólo espero por mi pozo.
Quizás… quizás y cuantas cosas me repara este año. Celebro un año nuevo particularmente mío, que ha marcado en mi libreta la suma de una cifra que me esperó por 12 meses.
El “par de patos” me toca la puerta y lo dejo pasar amablemente, esperando que sea tan cortés como yo lo he sido con él. Sea como sea, mis manos hoy no mienten en mi edad, y mi vida demuestra la carga numérica que me toca vivir.
Un sueño de ·llvr· ::
12:00:00 a. m. ::
7 Han soñado:
Desquitese acá
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