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miércoles, octubre 25, 2006





No me gusta


Muchas veces, me tildan de insensible. Y no por ser poco demostrativa, sino por la incapacidad de conmoverme con ciertas cosas. Será que la experiencia me ha enseñado a escamarme con ciertas situaciones, y sólo algunas cosas me mueven el piso.

Jamás fui una de esas niñas que pasaba tardes enteras pensando en un tipo, en los pololeos y sentimentalismos baratos. La cursilería no va conmigo, y se me nota. Puedo recitar odas al amor, pero los corazones color rosa se esfuman de inmediato entre mi discurso. Vuelvo a darme cuenta que no me ablando con imágenes bonitas, sino que con actos avasalladores.

Recordé mi niñez, y reconocí que nunca escribí una carta con dibujos, y menos perfumadas. Ni con letras rosadas, ni doradas.

Creo, y seguiré creyendo, que el sentimiento fundado en el porque sí, no es mi lema (con discursos vacíos y sin sentido). Las cosas no me mueven, por el sólo hecho de ser.

Un sueño de ·llvr· :: 10:44:00 p. m. :: 7 Han soñado:

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sábado, octubre 21, 2006



(Escucha mientras lees)


Los nuevos niños: los niños piteados


En el año 1988, los niños éramos de otra forma. Parece que hoy, todo ha cambiado… y mucho.

Por la mañana me desperté muy temprano, como a las 07.30 AM. Tenía que ayudar a mi hermana en unos talleres para niños. Explicándome y sin ser tan drástica, eran niños los cuales tenían problemas psicológicos; fundamentalmente, provocados por el entorno familiar.

La primera actividad, fue llevar a los mocosos a un parque, y jugar. Yo pensaba “pero qué tarea más simple, más de alguno ha de ser inquieto… un puro estate quieto, y estamos al otro lado”. Me equivoque. Camila, quien iba junto a mí, pasó por el lado de una baranda y me dijo “tía tómeme una foto que me voy a suicidar”. Hasta ahí no más me dejó, la portadora de diez años. Callada, perturbada, literalmente hacia adentro.

Pensé que sí, los pendejos iban a ser piteados, pero ¡nunca para tanto! Todo aumentó, cuando su hermano, Benjamín, se tiró contra la calle y comenzó a gritar “¡¡ me voy a matar, me voy a matar!!”. En ese minuto me entregué. Por más que iba a ayudar a mi hermana, no me iba a responsabilizar de dos niños fatalistas, fanáticos del thanatos.

Cuando estábamos jugando, dentro de un macabro grupo de niños a esas alturas, me acordé de algo. Sí, de Valentina. Una niña de diez años la cual es abusada por su hermano, donde lo peor de todo es que a ella le gusta. De hecho, comenzó a preguntarles a los niños si "les gustaba tener relaciones sexuales". Justo estaba a su lado, y pensé que ella tenía más experiencia que yo. Hice oídos sordos, pues insito que no soy psicóloga y, al parecer, estaré muy lejos de serlo.

Mientras me escabullía entre la masa infante, descubrí a Ariel. Tenía siete años, pero lucía de tres. No sufría de enanismo, sino una cuestión motora que me explicaron, pero que con tanta perturbación no pesqué mucho. Era increíble. Es primera vez que veo a un niño, hacer cariño con un profundo amor. Todos los pendejos suelen ser muy regalones, pero casi nada te dan a cambio; excepto ese beso más que baboseado. Ariel, me hacía cariño en las manos, en los brazos, en la cara. Me conquistó. No sé si fue por su extremo amor, o porque era el más cuerdo de todos. El que estaba medio perdido era su hermano, pues cuando tuvo que decir qué animal le gustaba dijo “un rottweiler mordiendo a una persona… ¡es muy divertido!”.

Las horas se me pasaron lento. Era imposible pasar desapercibida, tanta afirmación y actitud. Me acordé cómo era yo a esa edad y, por más que estuve condicional hasta cuarto medio, fui una santa. Nada es comparable.

Los progenitores llegaron, y se llevaron a las pobres criaturas. El papá de Camila y Benjamín estaba ahí, y no me sorprendió que su polera fuera del Cementerio de Santiago.

No quiero ser cruel con todo lo escrito, pero experimento un fenómeno en particular. Ese que cuando de miedo te ríes, y luego te haces la hueona.

{Los nombres de los niños han sido cambiados, para resguardar su identidad}



Un sueño de ·llvr· :: 3:52:00 p. m. :: 10 Han soñado:

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miércoles, octubre 18, 2006







· Se me vino el futuro encima, con sólo una palabra.

Hace tres días atrás, meditaba que pensar en mi futuro, era mi peor enemigo. Hoy, se vuelve en mi contra.

No quise apresurarme, pero llegó. No quise apurarlo, pero lo hizo. Se calló en mis brazos, y lo agarré en caída libre. No fue un balde de agua fría, sino una ducha tibia. No lo soñé, sin embargo se volvió una fantasía hecha realidad.

No pedí nada y me llegó todo.

A veces pienso que el deseo, es más fuerte que el propio futuro. Mi proyección dejó de ser un mal, pues ya todo está presente. Ojalá, y ya no lluevan cuchillos del cielo ·

Un sueño de ·llvr· :: 10:01:00 p. m. :: 4 Han soñado:

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viernes, octubre 06, 2006



Pero, ¡qué bello sombrero!


Buenos días - dijo descaradamente- ¿y el desayuno?” Ella se miró al espejo, sabía que su rostro había cambiado; ayer la maquillaron. Dejó el pan y la mantequilla sobre la mesa, no remitió ningún murmullo de Andrés, y menos le iba a decir “te quiero”. Junto a la taza de té, una pastilla, Julia la agarró con nerviosismo y lo metió a su boca, al mismo instante que miraba hacia un lado. Se levantó y puso un cartucho de color ocre encima.

-aquí está tu colación - le dijo en voz baja y sin mirarlo.

-¿el pan va con chancho?

-¿qué creí tú?

-¡que sí poh!

-¡entonces no preguntí leseras! Si la que debía haber quedado tonta ayer, fui yo.

- ¿te estaí parando gatita?

- no me digaí así, ¡asqueroso!, ¡me tení aburría!

-¡parece que alguien amaneció con ganas de que le saquen la chucha!

Todo volvió al silencio, puesto que Andrés, con su desayuno sin concluir, cerró la puerta con fuerza, que hizo caer la cuchara que estaba en plato del té. Julia la recogió.

Un sueño de ·llvr· :: 2:53:00 p. m. :: 3 Han soñado:

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lunes, octubre 02, 2006






· Se despertó ·






“¿Qué pasa Andrés?, te veo cabizbajo”. Se fue a acostar sin pronunciar una palabra. Encerrado en su pieza se desnudó y colocó su tema favorito en la radio, buscó un cigarro y lo fumó rápidamente. A los pocos minutos llegaría Ester, y todo cambiaría.

Se abrió la puerta y, bajo una polera blanca de escote y un chaleco negro, escondía su pecho. Se miraron de pies a cabezas, mas no pronunciaron ninguna palabra. El arduo trabajo la traía agobiada como para seguir agitándose. Sólo se digno a ocupar, como siempre, el lado derecho de esa blanca y arrugada cama.

Se despertó totalmente despeinada y, con un bostezo enorme se dignó a levantarse. La cocina estaba llena de migas por desayuno de ayer; hoy no tenía pan. Un queque añejo de vainilla iba a satisfacer esa necesidad humana, mas no había manjar para que gustara mejor. La leche se la tomó fría, con el miedo de darse cuenta que se cortaría fácilmente bajo el contacto del calor. Se fue al baño y al mirarse al espejo, se río. Buscó entre la gaveta su cepillo de dientes de mango azul, y la pasta. A pesar de los intentos por asearse, se sentiría inmunda en sus entrañas.

La mañana estaba helada y una pesada neblina cubría a la ciudad. A pies descalzos salió a la terraza, con un lápiz y una hoja. Luego de escribir dos palabras, entró y colocó el papel junto a la almohada de Andrés. Se amarró sus zapatillas y cerró suavemente la puerta de calle.

La atmósfera de aquel cuarto rojo, se hacía cada vez más pesada. Los pulmones de Andrés respiraban con esfuerzo, y aquel vaso de leche que tomó la tarde anterior, salió por su boca con cierto gusto a nicotina.

Nunca más abrió los ojos, no tomó más leche, su último cigarro fue el de aquella noche. Ya no necesitaría la radio, y no besaría más los senos de Ester.

Bajando las escaleras, ella sólo repetía: “Padre Nuestro”.



Un sueño de ·llvr· :: 9:50:00 p. m. :: 5 Han soñado:

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domingo, octubre 01, 2006











· · No tengo nada que decir · ·

Me pregunto qué pasaría, cuando nada pasa. Y me respondo, de una forma retórica e instantánea, que nada puede suceder.

De hecho, hoy fui a dejar la película “El Perro Andaluz” de Buñuel a Campus Oriente, y la biblioteca estaba cerrada. Realicé una infinidad de acciones, y terminé por no hacer nada. Porque no pude devolver la película, ni siquiera pude meterme a algún PC para revisar mi mail, aunque no tenga nada interesante. No hice nada. Cero consecuencias, cero emociones, cero.

Me dio lo mismo salir, tomar la micro, pagar $120 de ida y vuelta. Todo, porque no hice nada. Y descubrí, que cuando quiero sólo ‘estar’, tengo una opción: no hacer nada.

Es por ello que no me inscribo, en lo absoluto, en el dicho ‘peor es nada’. Si para mí, la nada, lo es todo.

Un sueño de ·llvr· :: 1:45:00 a. m. :: 3 Han soñado:

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