Contador... ¿y pa' qué?
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lunes, octubre 02, 2006
· Se despertó ·
“¿Qué pasa Andrés?, te veo cabizbajo”. Se fue a acostar sin pronunciar una palabra. Encerrado en su pieza se desnudó y colocó su tema favorito en la radio, buscó un cigarro y lo fumó rápidamente. A los pocos minutos llegaría Ester, y todo cambiaría.
Se abrió la puerta y, bajo una polera blanca de escote y un chaleco negro, escondía su pecho. Se miraron de pies a cabezas, mas no pronunciaron ninguna palabra. El arduo trabajo la traía agobiada como para seguir agitándose. Sólo se digno a ocupar, como siempre, el lado derecho de esa blanca y arrugada cama.
Se despertó totalmente despeinada y, con un bostezo enorme se dignó a levantarse. La cocina estaba llena de migas por desayuno de ayer; hoy no tenía pan. Un queque añejo de vainilla iba a satisfacer esa necesidad humana, mas no había manjar para que gustara mejor. La leche se la tomó fría, con el miedo de darse cuenta que se cortaría fácilmente bajo el contacto del calor. Se fue al baño y al mirarse al espejo, se río. Buscó entre la gaveta su cepillo de dientes de mango azul, y la pasta. A pesar de los intentos por asearse, se sentiría inmunda en sus entrañas.
La mañana estaba helada y una pesada neblina cubría a la ciudad. A pies descalzos salió a la terraza, con un lápiz y una hoja. Luego de escribir dos palabras, entró y colocó el papel junto a la almohada de Andrés. Se amarró sus zapatillas y cerró suavemente la puerta de calle.
La atmósfera de aquel cuarto rojo, se hacía cada vez más pesada. Los pulmones de Andrés respiraban con esfuerzo, y aquel vaso de leche que tomó la tarde anterior, salió por su boca con cierto gusto a nicotina.
Nunca más abrió los ojos, no tomó más leche, su último cigarro fue el de aquella noche. Ya no necesitaría la radio, y no besaría más los senos de Ester.
Bajando las escaleras, ella sólo repetía: “Padre Nuestro”.
Un sueño de ·llvr· ::
9:50:00 p. m. ::
5 Han soñado:
Desquitese acá
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