jueves, enero 11, 2007

Matrimonio(s) a la Italiana

(Carlo y Sophia)

Ayer, Carlo Ponti, pasó a mejor vida (mucho mejor) y no puedo hacerme la tonta. Italiano el tipo, amante del cine, productor de mis películas favoritas, y yo con el gusto por la misma profesión. Fueron 94 años de un arte puro; realista, contingente, tangencial, y punzante. De ideas brillantes, de sensibilidad extrema. Mentor de grandes cineastas, y amigo de muchos de ellos.

Fue quien estuvo detrás de las películas de Vittorio De Sica y Federico Fellini, entre otros. Neorrealismo italiano puro (aunque a Fellini le tocó la cola), e hijo de una segunda Guerra Mundial devastadora, que lo llevó a apoyar al cine italiano a pesar de los pocos recursos. Motivo a Rossellini para que hiciera “Roma Ciudad Abierta” y así contarle a todo el mundo, lo mucho que estaba sufriendo la gente. La pobreza, el hambre, el dolor de las muertes.

Detrás del “Oro de Nápoles” de Vittorio De Sica, conoció a Sophia Loren (su verdadero apellido era Scicolone) y descubrió a la musa perfecta del cine europeo. Se casó con ella y tuvo dos hijos, así como produjo más de 100 películas… es, simplemente, la misma pasión.

Fue una gran suerte que dejara atrás las leyes, para meterse en el mundo cinematográfico, colocando un ojo exhaustivo en cada una de sus realizaciones, y así traernos la realidad europea y mundial, frente a nuestros ojos. Me motivó a hacer lo mismo. Me quitó el gusto por la ciencia ficción, y me sumergió en la vida misma. Me dijo que la mejor misión es el reflejo y no la imitación barata. Me gritó las verdaderas razones del porqué estudio hoy.

Fui testigo de la magia que produjo en cada detalle, en cada actor encontrado. Bendito el día que se topó con Federico Fellini y su señora Giulietta Masina, y decidieron hacer “La Strada”; película que me entregó un Zampanó y una Gelsomina que jamás olvidaré, y pude entrever que la historia de Dios se puede dibujar con cualquier lápiz.

Cada día se me va de este mundo, un hombre que para mí es el mejor ejemplo. No puedo negar mi amor por el neorrealismo italiano y la nueva ola francesa. Lo peor que me puede pasar ahora, es que lea en un diario y me cuente que hoy murió Jean Luc Godard. Ese día miraré “Vivre Sa Vie” por enésima vez, me acordaré de su eterno campo y contracampo, y de seguro tomaré un libro de Baudelaire o de Allan Poe.

(Federico y Giulietta)

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Y si es por matrimonios, yo ya tengo el mío. Aunque el Oliveri pega y su apellido no, lo llamo Luchino (como Visconti) para que cuadre en el tema. Porque viendo Umberto D, nos coronamos como fanáticos de Vittorio, para terminar riéndonos mientras veíamos imágenes del “Oro de Nápoles”. Nosotros sí somos un matrimonio a la italiana… gritamos como locos, somos inquietos, y nos reímos de cualquier cosa.

Un sueño de ·llvr· :: 7:31:00 p. m. :: 2 Han soñado:

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