domingo, enero 14, 2007

¿Dios está en nuestros genes? Sí, en el VMAT2.


El gen es la unidad mínima de herencia. De ella viene los rasgos, lo mejor y lo peor. Sin embargo, hay uno que a Gregor Mendel se le pasó de largo: el gen de Dios.

Este gen no pone en duda la existencia de un ser superior, ni menos ese mundo suprasensible que muchos creen. Por el contrario, rectifican que esa existencia se manifiesta en la conciencia gracias a un gen que algunos hombre desarrollan. Es por ello existe gente que cree y que no cree. Es increíble la determinación que puede tener la genética, incluso, en decisiones y convicciones de aquella magnitud. Deam Hamer, el científico inglés que lo encontró, tras 2.000 muestras de ADN , dejó ver entre líneas que la fe no existe. Se nos habla de la predisposición a la creencias, donde nuestra capacidad de creer en Dios, sólo se da bajo una química cerebral.

Lo más seguro es que a muchos curas les dio un infarto importante al enterarse de todo esto. Imaginarme esto no me desagrada, porque jamás me han simpatizado los sacerdotes (por experiencias personales). Indirectamente les dijeron que se metieran por la raja la Divina Providencia, la fe, y la iluminación del Espíritu Santo. Trasformó al alma en meros impulsos cerebrales, y el hombre volvió a quedar reducido a cero o a simples moléculas.

Desechó toda posibilidad de que si estudias en colegio católico, vas a ser más religioso. Si tus padres son incluso evangélicos, tú puedes ser el mejor hereje en la tierra. Al fin de cuentas, todo tipo de influencias y educaciones no valen nada, si el gen de Dios es quien determina todo.

Ya no buscamos a Dios porque sentimos dolor, no lo tratamos de encontrar porque le queremos dar gracias por la vida que llevamos, ni tampoco nos esmeramos en tenerlo presente para vivir en paz. Hoy nuestro impulso para llegar a Dios está en el ADN.

Así como un día al hombre lo minimizaron como un portador de genes y nada más, por estos días se deja a Dios como una simple idea, poniendo por sobre todo a la ciencia… comienza aquí una verdadera revolución de la creación. La explicación de este gen se basa en que el hombre sentía un pavor muy grande frente a los otros animales y hombres, tanto que, apoderado por el miedo a la muerte, creó un gen necesario en medio de su evolución para pensar que hay una vida mejor más allá y así sentirse protegidos. Puede ser una explicación satisfactoria o no, pero ya veo que me salen que Hobbes fue el primer hueón en tenerla, a esta altura.

Dios, ahora, quedó como un mero delirio genético. Para algunos una pena, para otros un chiste. ¿Dependerá del gen? Tendremos que ver.

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El mismo día que me enteré de esto, también supe que Miguel Ángel era gay (y con ganas). ¡Qué ganas de leer toda esa poesía!

Un sueño de ·llvr· :: 9:28:00 p. m. :: 8 Han soñado:

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